Blogia
Blog de Alicia Elizundia

Alicia en el país de Teresita

Alicia en el país de Teresita

Por Arístides Vega Chapú

Alicia Elizundia Ramírez(Quemado de Guines, Villa Clara, l962) no tenía que demostrar la valía de su periodismo después de varios años consagrados a la mejor prensa cultural y humanista de nuestra geografía más cercana, sin embargo con su testimonio Yo soy una maestra que canta, Premio UNEAC  del 2000 y publicado por Ediciones Unión –en el que cuenta de forma inteligente, amena y poética, la singular vida de una juglar que ha recorrido con sus canciones, y por más de cincuenta años, la Isla de Cuba-  se viene a reafirmar como una de nuestras más iluminadas comunicadoras capaz de hacernos cercano cualquier suceso o vida interesante.

Realizar numerosas entrevistas y acopiarlas, revisar la papelería de su entrevistada, acercarse con tacto, discreción, y educación, es decir con profesionalismo, a la vida íntima de Teresita Fernández –una mujer con historias aparentemente impublicables-  ha sido parte del arduo camino que condujo a Alicia a merecer el premio más importante que se concede en esta modalidad y lograr uno de los testimonios más apasionantes que la historia de este género en Cuba recuerde.

Conocer la intimidad de la “maestra que canta”, de su intensa y singular vida; “pobre, nómada y libre”, como la de los juglares, junto a fragmentos importantísimos e imprescindibles de la vida de Cuba y de la bohemia que ha propiciado su mejor música, que es como revelar presente y pasado de los muchos lectores que de seguro tendrá esta obra, ha sido el mérito mayor de este libro: el saber que todo cuanto ha estado cerca de su protagonista es ya parte del patrimonio de la nación; Bola y su escenario en el suntuoso Restaurante de 21 y O, el Cordón de la Habana, la Nicaragua de Sandino, el Chile de la Mistral, el México de sus raíces, el especial público de la fabela brasileña, la historia del ya imprescindible Gatico Vinagrito y la Batalla de Santa Clara.

Aquí está la mujer que ha vivido con honestidad y dignidad los muchos inconvenientes de ser diferente, la que no se preocupó por la trascendencia y ni siquiera por ser reconocida como la imprescindible compositora y poeta que es.  Está la mujer cuya única vanidad ha sido aspirar al cariño de los niños de las muchas generaciones a las que le ha cantado.  Está la cristiana, la cubana, la universal.  Está toda su historia, hasta la que parecía no poderse contar. Está Teresita Fernández, con la misma nitidez de su discurso y sus canciones, con la sinceridad y la poesía que merecía esta historia.  Gracias a Alicia por escribirla. También gracias a otro juglar, Ramón Silverio, que le devolvió a Santa Clara esta historia tan cercana para todos los que seguimos cantando “porque tenemos el corazón feliz”.

 (Publicado en el Boletín Cultural Carta Cuba, No 31,  Marzo 2002)

0 comentarios