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Blog de Alicia Elizundia

De Cuba

Discurso de Raúl Castro en la clausura del VI Congreso del PCC

Discurso pronunciado por el primer secretario del Partido Comunista de Cuba, Raúl Castro Ruz, en la clausura del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba. 19.04.2011.

Informe Central de Raúl Castro al VI Congreso del Partido Comunista de Cuba

 

Informe central al VI Congreso del Partido Comunista de Cuba presentado por el general de Ejército Raúl Castro Ruz. (16 de marzo del 2011, en el Palacio de las Convenciones, en La Habana, Cuba.)

En fotos, la Clausura VI Congreso del Partido Comunista de Cuba

En fotos, la Clausura VI Congreso del Partido Comunista de Cuba

El pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba eligió este martes como primer secretario a Raúl Castro, en la jornada de clausura del VI congreso de los comunistas cubanos. En el capitalino Palacio de las Convenciones, como segundo secretario resultó electo José Ramón Machado Ventura. También fueron presentados los miembros del Buró Político y del Secretariado. A la sesión de clausura asistió el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, cuya presencia en el salón plenario fue ovacionada.

Fidel en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Fidel en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Fidel en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Fidel, Raúl y Nemesia en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Fidel en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Fidel en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

El nuevo Comité Central. VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Fidel en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Fidel y Raúl en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Fidel en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Fidel y Raúl en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Fidel en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Raúl en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Fidel en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Raúl en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Fidel en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Fidel en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Fidel en la Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

El nuevo Comité Central. Clausura del VI Congreso del Partido. Foto: Ismael Francisco

Lázaro García: “Ser cubano me permite soportar la subestimación a un provinciano”

Lázaro García: “Ser cubano me permite soportar la subestimación a un provinciano”

Amaury. Muy buenas noches. Estamos en Con 2 que se quieran, aquí en 5ta. Avenida y calle 32, en el barrio de Miramar, en los maravillosos Estudios Abdala.

Hoy nos acompaña uno de los grandes trovadores cubanos, otro de los grandes trovadores cubanos. Lo que lo diferencia a él de todos nosotros, del resto de los trovadores, es que él nació en Cienfuegos y vive en Cienfuegos. Él es de los que no se vino para La Habana, por tanto, a eso le voy a dedicar mi primera pregunta cuando presente a mi gran, gran, gran amigo, Lázaro García.

¡Guajiro querido!, yo le digo guajiro, guajirón, y eso tiene una carga de cariño insólita.

Lázaro. ¡Sin dudas, sin dudas!.

Amaury. Guajiro, entonces empezamos con esa pregunta. ¿Tú naciste en Cienfuegos?

Lázaro. Cienfuegos, ciudad.

Amaury. ¿Cienfuegos, ciudad?

Lázaro. Sí, mis padres eran del campo.

Amaury. Del campo, ¿De dónde?

Lázaro. De la misma zona de Cienfuegos, la Sabana, cerca del Municipio de Palmira, Cumanayagua, de esas zonas son mis padres que luego recalaron en Cienfuegos, una vez casados, y mis hermanos también nacieron en Cienfuegos.

Amaury. ¿Cuán lejos vives ahora de dónde vivías cuando niño?

Lázaro. Ahora vivo muy cerca del mar.

Amaury. ¿Antes, no?

Lázaro. Antes no. Cuando volví a Cienfuegos, a cuatro cuadras de donde nací.

Amaury. ¿Cómo se llama ese dedo de tierra que se mete en la bahía de Cienfuegos, donde vives ahora?

Lázaro. Punta Gorda.

Amaury. Punta Gorda, es que ese es un lugar precioso, si usted va a Cienfuegos alguna vez, Cienfuegos es eso que le dicen: La Perla del Sur, ese mote está super bien puesto.

Pero tú vives en una casa, ahora, que es muy curiosa, porque es una casa humilde, es una casa de madera, pero que tiene el mar. Cuando tú entras a la casa, por delante tiene el mar y por detrás tiene el mar.

Lázaro. Sí, eso es lo más maravilloso. Yo cuando vi esa casa, a ver, estábamos buscando una permuta porque ya mi madre estaba un poquito mayor y teníamos que arrimarnos con ella alguno de los tres hermanos, y bueno, se hizo un concilio ahí y me tocó a mí. Entonces permutamos la casa de ella y la mía por esa. Cuando fui a ver esa casa, estaba en muy malas condiciones.

Amaury. Sí, porque la estás arreglando, todavía la estás arreglando.

Lázaro. Sí, ahora sí la estamos arreglando. Y cuando yo vi ese mar…, frente de la calle, el mar, o sea, el mar, la calle, la casa, el patio y el mar, yo dije: aquí puedo vivir en una casa de campaña.

Amaury. Claro, es que es un lugar paradisíaco donde tú vives.

Lázaro. ¡Sí, qué lindo lugar!

Amaury. ¿De niño estuviste un tiempo aquí en La Habana?

Lázaro. Sí, mis padres vinieron apenas unos meses.

Amaury. ¿Cómo en qué año, guajiro, sería eso?

Lázaro. Ellos vinieron para acá en el 49, creo.

Amaury. Y ellos vinieron a La Habana en busca de trabajo, seguramente.

Lázaro. Tratando de mejorar económicamente. Ya mi padre tenía unos hermanos aquí, que más o menos, con el tema de vender frutas, vegetales, cosas así, se fueron abriendo camino. Un  camino con un techo muy bajito, pero bueno, recuerdo la niñez con mucha alegría, muy bien, sobre todo los primeritos años, ya después fue arreciando.

Amaury. Después la cosa fue apretando más. Ahora ¿Cuántos hermanos son ustedes?

Lázaro. Somos tres, yo soy el más pequeño. Mi hermano mayor Gilberto, que bueno, es el nombre de mi padre, José Ramón, que también ustedes lo conocen, ese es el del medio y yo soy el benjamín (risas).

Amaury. El benjamín, tú eres joven todavía, guajiro, deja eso. Yo traje, Guajiro, la guitarra. Desde que llegaste la estás mirando, y es que a mí se me ocurrió esta idea que quiero compartir contigo. Si no quieres, no lo hacemos.

A mí se me ocurrió que sería una manera bastante diferente en el programa, si tú pudieras -¡fíjate!- no hacer un recital con un presentador, sino ir musicalizando, como si estuviéramos haciendo radio en televisión, ir musicalizando tu propia entrevista.

Cuando yo te conocí, la primera canción que me cantaste, fue una canción que se llama Carretón y evidentemente tu papá era carretonero.

Lázaro. Sí.

Amaury. ¿Carretonero itinerante o de esos carretones que se ponen fijos en algún sitio?

Lázaro. Sí, él se levantaba a las dos de la mañana, cargaba su carretón en la Plaza del Mercado de acá, y tenía un puesto fijo en Basarrate y San Miguel. La clientela, básicamente, eran de                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  las casas de huéspedes aledañas a la Universidad, y más o menos ahí sobrevivíamos. El rigor del carretón lo sufrieron más mis dos hermanos mayores que yo.

Amaury. Claro, tú eras chiquitico.

Lázaro. No obstante, no me salvé de alguna que otra vez, cuando regresaban, si sobraban algunas cosas, tenía que venderlas por el vecindario.

Amaury. Pero,¿cómo hacías? ¿Te ponías una canasta en la cabeza?

Lázaro. ¡Sí, claro!

Amaury. Vamos a hacer la prueba esta, a ver, agarra la guitarra.

Lázaro. Fíjate que esta canción yo la hago muchos años después. El carretón para mí era un juguete, yo me entusiasmaba muchísimo con ese carretón, jugaba con la yegua que lo conducía, para mí era hermosísimo. Solo después me fui dando cuenta -cuando crecí, y murió mi papá, muy joven- lo que era ese carretón para la familia, para mis hermanos y todos. Hice esta canción, un poco evocando eso…

Amaury. …Bueno, canta un pedacito. Vamos a poner pedacitos nada más.

Lázaro. Vamos a ver,¿los dos primeros?, los dos primeros versos, que están en décimas, por cierto.

Carretón, coche en mis juegos

con látigos de papel

y una piedra de corcel

tirada en riendas de fuego.

Carretón, carreta luego

de andar triste y oxidado,

se hizo trabajo pesado

de mis hermanos mayores

y al centro de los dolores

iba mi padre sentado.

Lázaro. Y por ahí sigue.

Amaury. Ahhh. Me trae una cantidad tremenda de recuerdos. Deja la guitarra ahí, la vamos a utilizar en algún otro momento que a mí se me vaya ocurriendo, por supuesto, con tu aprobación. Lázaro ¿tú papá muere en La Habana?

Lázaro. Muere aquí en La Habana, en el año 58.

Amaury. ¿Y cuándo ustedes regresan a Cienfuegos?

Lázaro. Ya al otro año. Él muere en julio del 58. La situación de la familia, bueno, fue la debacle, porque él estuvo muchos meses aquejado de la enfermedad, sin trabajar. Un tío nos tiró un cabo, varios tíos y ahí la pasamos hasta que triunfa la Revolución, y como a finales de 1959, regresamos a Cienfuegos.

Amaury. Llegan a Cienfuegos. ¿Y tú empiezas a cantar, ya en ese momento, como niño?

Lázaro. Ya me gustaba la música. Me gustaba cantar, recitaba mucho en la escuela. Memorizaba mucho los textos de las poesías, me encantaba.Y es curioso, porque no tengo antecedentes en la familia. Pero era una cosa que disfrutaba muchísimo cantar, y cantaba lo que estuviera de moda. Sobre todo la décima campesina, las cosas mexicanas, que es parte del equipaje del campesino, ¿no?

Amaury. Y cantabas tangos.

Lázaro. Y tangos, porque se oía mucho tango. Y parece que a mis padres también les gustaba mucho el tango y eso me creó un poco a mí ese halo fatídico del tango y de tristón, ¿no?

Amaury. Sí, esa cosa melodramática, pero maravillosamente melodramática, porque lo lindo que tiene el tango es como también le canta al sufrimiento. Sería, haciendo una analogía, como el bolero de victrola, ¿no?

Lázaro. Anjá.

Amaury. Nuestro bolero de victrola es el tango y después está el gran bolero de Marta Valdés y el tango de (Astor)Piazzolla.

Lázaro. Claro, claro.

Amaury. Pero después,¿tú también fuiste músico de música pop?, ¿cómo llegaste a tocar pop y rock?

Lázaro. Bueno, las edades y el ámbito sonoro y además, los Beatles. Aparecen los Beatles.

Amaury. ¿Y llegan a Cienfuegos los Beatles? ¡¿Llegaron a Cienfuegos?!

Lázaro. ¡Sí, cómo no! Igual la historia, con los discos pasados escondidos y todas esas cosas. Y había un grupo que ya un poco hacía versiones al español de los números de los Beatles y ya yo había crecido un poquito, ya tenía unos 18, 19 años. Y me incorporo a ese grupo.

Amaury. ¿Y cuándo te haces profesional? Porque para tocar en el Jagua, para tocar en el Hotel Jagua hay que ser ya profesional.

Lázaro. Muy temprano, en el año 62. Ya yo cantaba boleros, y me buscaba mis quilitos por ahí, qué se yo… y estudiaba en la secundaria. Barqueaba mucho, porque me gustaba más la música.

Amaury. ¿Porque tú no tienes una formación académica convencional?

Lázaro. No, para nada. Fue empírica. Bueno, tuve un maestro de esos prácticos de guitarra, Tomás Sierra. Después Felito Molina, un tío de Argelia Fragoso, que vivía al doblar de mi casa, que fue un segundo padre para mí, el padre musical. Y así, y con mucha avidez, con muchos deseos de aprender, copiando, buscando acordes. Y ahí se enraízan, o confluyen muchas cosas, la corriente del feeling, que fue un portento en cuanto a armonías.

Amaury. Bueno, en la secuencia de acordes, tú tienes mucho de los acordes del feeling.

Lázaro. Sí, es que Felito cultivó también el feeling. Incluso, de acuerdo a Marta Valdés, que es una admiradora también-y bueno yo la admiro a ella-de Felito, esa familia de los Molina, tíos de Argelita, de alguna manera fueron los que llevaron el feeling a Cienfuegos. Porque recuerda que esa gente vivía cerca del Callejón de Hamel, donde vive Argelita Fragoso, allí, en la calle Hospital.

Amaury. Claro. Ahora yo voy a tu formación escolar. ¿Tú tienes una formación escolar sólida?

Lázaro. No, para nada. No, yo a duras penas pude terminar la secundaria.

Amaury. Ah, yo conozco un tipo que se apellida Pérez, que le pasó algo parecido, pero yo te lo pregunto porque tú tienes un dominio de la poesía, de la métrica. Conoces el octosílabo, el endecasílabo, sabes hacer un soneto, está en tus canciones. Sabes musicalizarlos. Sabes dónde están los tiempos en esas formas, y entonces tú dices, bueno: ¿Dónde aprendió Lázaro eso?

Lázaro. Eso nace en la musicalidad y la rítmica del propio verso. A mí me dormían con décimas y los domingos en mi casa, mi papá era amigo de Colorín, de Sinsonte Guasimero, y de toda la gente que…, los campesinos cantantes que estaban aquí en La Habana, y eso me fue educando el oído, de manera que yo no tengo que contar para hacer un octosílabo. Es un ritmo que se me fue…es tan normal como hablar. Lo otro, como me gusta la poesía, soy un lector insaciable.

Amaury. Guajiro ¿cómo es que tú haces el tránsito de ese grupo pop en el Jagua, de cantar canciones más ligeras, a la Nueva Trova?

Lázaro. Mira, paralelamente. Yo hacía esa vida profesional de cabaret y de grupo popular juvenil, sin embargo, yo cantaba en las descargas cosas de Serrat, cosas de…, ya aparecían Silvio y Pablo, y como estábamos muy establecidos en Cienfuegos, en el Hotel Jagua, sobre todo, hasta monté con Los Jaguares, que así se llamaba el grupo, La era está pariendo un corazón, y funcionaba.

Amaury. Claro, porque además, el arreglo de Omara era medio pop, medio rock.

Lázaro. Sí, yo hice un arreglo, incluso la introducción era Los débiles y poderosos (tararea) y ahí arrancábamos con La era está pariendo un corazón (tararea) y fue una cosa que funcionaba.Y yo decía, caramba, yo creo que no es irreconciliable esta manera de hacer canciones y el público que las recibe.

Amaury. Claro, y el mundo del rock, del pop y del jazz y de cualquiera de ellos.

Lázaro. Exactamente.

Amaury. Ahora, hay una pregunta que yo la dejé colgada desde el principio y después la gente dice, mira a Amaury como se le van las cosas.

Ya en ese momento hay gente como Augusto Blanca, por ejemplo, de Santiago de Cuba, que vino para La Habana. Otros trovadores se mudaron a La Habana, pero tú seguiste en Cienfuegos. Explícame bien ¿por qué no saliste corriendo para La Habana, como hace la mayoría de la gente cuando dice: “voy a hacer una carrera, me voy para La Habana” y vives en Cienfuegos todavía?

Lázaro.  Mira, no sabría explicártelosi hay una razón concreta. Pero a mí me gusta mi ciudad, no me hallo sin mi ciudad. Y además, tal vez en el subconsciente hubiera estado rondando la experiencia de mi padre muerto, los trabajos del carretón y que cuando no se pudo pagar la casa, tuvimos que reconcentrarnos en casa de unos tíos. Tal vez esa sombra del pasado haya estado influyendo en que La Habana no me dejó muy lindos recuerdos como vida.

Amaury. Claro, como vida. Yo fui hace poco a una peña, se lo digo a los televidentes porque tú lo sabes, Lázaro tiene una peña que ahora vamos a hablar de ella, porque quiero ir saltando, con mis amigos quiero ir saltando. Lázaro tiene una peña fantástica en el teatro Tomás Terry, que es un teatro hermoso y la peña de Lázaro tiene un swing y una magia, y yo que ya no canto ni en la ducha, me fui para allá y canté y la pasé muy bien. Y me asomé al balcón, allá arriba…

Lázaro. …En el Ateneo…

Amaury. Allá arriba en el Ateneo, y yo miré el parque y sentí una sensación de felicidad y de tranquilidad inusitadas, yo no sé, de pronto dije: ¡Qué bonito está esto! así que ahora en televisión te voy a hacer una propuesta, si un día te entra el arrebato de querer venir a vivir para La Habana, yo te permuto mi apartamento por tu casa.

Lázaro. Muchos amigos comunes me lo han planteado, pero más fácil es que ustedes vayan, además mi casa es espaciosa, caben todos.

Amaury. Claro, claro, como ya hemos hecho algunas veces, esas historias no se pueden hacer en televisión,los momentos maravillosos que hemos pasado en casa de Lázaro.

¿Tú crees que la Nueva Trova, Lázaro, la Nueva Trova es un nombre, es decir, los trovadores, los cantautores, que hoy hay muchos en todas las provincias, -hay un movimiento grande de jóvenes- están viviendo su mejor tiempo, o están viviendo un mal tiempo, o hay que regresar a las cuevas, o hay que atrincherarse otra vez? ¿Cómo tú ves eso?

Lázaro. Yo creo…bueno, tal vez los ingredientes epocales que nos tocaron a nosotros -y te incluyo a ti, aunque tú eres el benjamín de los fundadores de esa etapa- los ingredientes no son los mismos y que también están como que viviendo internacionalmente un momento desvalorizado, de un poco de vivir al día, de no complicarse mucho con las cosas inteligentes. No sé, el consumismo este, la locura. Aun así yo creo que existen muchas condiciones y de hecho hay muchos trovadores jóvenes que tienen mucho talento, demostrando cosas, ¿no? Pero la Nueva Trova, que no es un género, bueno, estamos cansados de decirlo, es una actitud ante el arte, la canción. Creo que esa actitud, hay que reclamar más esa actitud en los artistas de hoy, más que nunca, en estos momentos, y bueno, creo que nos hace falta pensar.

Amaury. Lázaro ¿tú crees que ahora hay un futuro, un espacio para los nuevos trovadores?

Lázaro. Estoy pensando en un fenómeno que se está dando ahora de popularidad entre los jóvenes con Buena Fe.

Amaury. Claro.

Lázaro. Yo considero a Buena Fe…

Amaury. …Son trovadores.

Lázaro. Son trovadores.Y mira qué resultado tienen en la juventud que los sigue. ¿Qué quiere decir eso?

Amaury. Lo tienen no solo en Cuba.

Lázaro. Sí. Pero en esencia, la trova ¿qué cosa es?: texto con música.Un vehículo divino para comunicarse con la juventud. Pero sí, y estoy convencido de que hay una sed de poesía y un hambre de oír cosas inteligentes que a veces los medios no lo facilitan.

Amaury. Hay gente que está iniciando carreras venturosas, que si tienen esfuerzo, constancia y logran atravesar el muro de incomprensión que siempre se plantea ante este tipo de canción…

Lázaro. Sería una suerte, sería una cosa formidable, que esto que hemos mencionado haga así, porque detrás vienen más.

Amaury. Sí, porque nosotros estamos ahorita para fundar el Asilo de la Nueva Trova. (risas)

Lázaro.  Allá nos dicen La Nueva Trova Social Club. (risas)

Amaury. La Nueva Trova Social Club. (Risas) Además existe, existe el Buenavista Social Club. Nosotros tenemos que fundar La Liga contra la ceguera (risas)

Oye, yo me quiero ir a un tema que para mí es muy serio, muy serio, y si yo te quería y siempre te he querido, te empecé a respetar mucho cuando en el año 76 te fuiste a Angola. ¿Tú fuiste como cantante-soldado o como soldado-cantante?

Lázaro. No, no, fui como soldado, que hay una anécdota curiosa, porque bueno, me llaman a las 2 de la mañana en enero del 76 y me llevan para el Escambray, una zona del Escambray, unos campamentos, pero da la casualidad que voy con un oficial, en aquel entonces era primer comandante: Orlando Lorenzo Castro, y él me asociaba siempre con que yo tocaba mi guitarra en el Servicio Militar, y cuando me ve en el entrenamiento, nos saludamos, y me dice: ¿Y tu guitarra, no la trajiste?, ¿Pero cómo yo voy a venir a una citación militar, y me voy a acordar de mi guitarra? Y entonces él mismo mandó a su chofer conmigo a buscar la guitarra y me dijo una cosa que no olvido nunca: “Esta guitarra va a ser tan o más importante como el arma para los soldados”. Y así fue.

Amaury. Te fuiste para Angola en el 76.En el momento en que el tiro estaba… en el 76 había guerra, guerra total.

Lázaro. Sí, todavía estaba ocupado por los de Sudáfrica.

Amaury. ¿Estuviste en combate, Guajiro?

Lázaro. Realmente combate frontal, apenas tuve. Allá se utilizó, después que se retiró Sudáfrica, una especie de guerra de emboscadas. Pasé dos, mataron a un compañero, hirieron a otro, bueno. Pero sí era una… es la parte más fea del asunto, la guerra es un…, es muy cruda, es otra realidad, está tan lejos de la poesía y de la música. A mí en lo personal y muchos de mis compañeros nos estábamos cuestionando, me estaba cuestionando, ¿hasta qué punto soy coherente como persona?

Amaury. Claro.

Lázaro. Me parece que me impuse una prueba para sentirme bien conmigo mismo, y en cierta medida saldar una deuda, que jamás será saldada, con la Revolución.

Amaury. Claro. Cántame Querida vieja.

Lázaro. Bueno.

Amaury. A ver.

Lázaro. Es que bueno, voy a ver si llego.

Amaury. Olvídate si llegas, si esto es una descarga, aquí tampoco esto es programa recital, ni es un disco, ni nada de eso. Canta la parte que tú quieras.

Amaury. ¿Esto es a tu mamá, verdad?

Lázaro. Sí, los primeros años que estábamos lejos.

Querida vieja:

Qué palabra decir que no te duela.

De cuánto orgullo se me aniega el alma,

que he preferido la canción que vuela

desde esta selva a tu querida palma.

Me siento bien, digamos que me siento

alegre por tu amor y por mi vida,

dichoso de estrenarme en el tormento

de hacer al hombre aún, cuando la herida.

Amaury. Eso es, esa es una canción tan bella. Yo me acuerdo cuando tú regresaste de Angola, que nos encontramos una vez…, la imagen que tengo,¡Fíjate! la imagen que tengo, eras tú cantando esa canción y la gorda Sara (González).

Lázaro. Eso te iba a decir, que las cosas de la vida…

Amaury. …Y la gorda Sara llorando de una manera…

Lázaro. Pero hay una anécdota que Sara la cuenta que  fue quien la vivió, ¿no?

Amaury. Claro.

Lázaro. Este número, lo hago en Angola. Hago unas actividades con el Grupo Teatro Escambray, con Sergio (Corrieri), que hace un recorrido, le pido permiso a mi jefe y me deja andar por el Frente Sur con el Grupo Teatro Escambray, y bueno, graban algunas cosas, entre ellas esta canción. Y alguien del grupo que regresa a Cuba antes, creo que fue El Curro Durán, un actor de Cienfuegos, la trae en un casetico y Sara se la aprende y esas casualidades…

Amaury. Pero Sara. Llega a Sara para que Sara se la diera a tu mamá. O tú mamá se la manda a Sara, es una cosa que no tengo muy clara yo.

Lázaro. No sé exactamente, lo que sí sé es que Sara se la canta a mi madre, el Día de las Madres.

Amaury. ¡Sara se la aprende y va a cantársela!.

Lázaro. ¡Y se la canta!.

Amaury. ¡Contigo en Angola, va y se la canta a tu mamá el Día de las Madres!. ¡Guao!

Lázaro. Y entonces, yo, imagínate, entonces…

Amaury. Nervios de acero de la Gorda, porque la Gorda además es una mujer muy emotiva.

Lázaro. Ella hace el cuento, bueno, muy emocionante, yo hubiese querido ver eso porque es muy estremecedor.Lógicamente, esa canción, yo trato de, a través de una hipotética carta, darle un mensaje y un poco tranquilizarla.

Amaury. De darle tranquilidad.

Lázaro. De inyectarle patriotismo para que tema menos por mi vida, o sea, darle un sentido a la distancia menos doloroso, y la Gorda le canta esa canción a mi madre y bueno…

Amaury. Ya me imagino lo que habrá sido eso. Qué lástima que no haya un registro fílmico de un momento como ese.

Ahora, vamos a un tema complica´o, fíjate que no te digo complicado, sino complica´o.  Es el hecho de que tú, por ese sentido del deber tuyo, del que puedes blasonar, has sido también funcionario, funcionario de cosas vinculadas, por suerte, hasta dónde yo sé, con la cultura, ¿no?, con la música.

Fundaste los estudios Delfín.

Lázaro. Eusebio Delfín.

Amaury. Eusebio Delfín, en Cienfuegos, yo he grabado allí, yo puedo dar fe de que es un lugar donde se puede grabar, se puede hacer música de calidad. ¿Cómo fue eso, primero?

Lázaro. No, eso era una inquietud que tenía hace 15 ó 20 años, los estudios estaban en La Habana y en Santiago de Cuba. Y en la parte central, nada, y hay tanto talento en el centro de la Isla, y cosas, incluso, de valores patrimoniales que se estaban perdiendo. Lo difícil que fue en la época mía grabar un disco, entonces, todo eso me condujo a hablar con Silvio para que me apoyara en hacer un pequeño estudio en Cienfuegos, que diera respuesta, por lo menos, en algo, y bueno, él me apoyó muchísimo. Se comprometieron el Gobierno, el Partido y ahí fundamos en el 96 el Estudio Eusebio Delfín.

Amaury. ¿Y tú eres el director?

Lázaro. Sí, y entonces no tuve más remedio que asumirlo, porque bueno, estuve ahí, hasta que…

Amaury. Además, Cienfuegos tiene muy buenos músicos y muy buenos trovadores, el caso de los Hermanos Novo, que son un dúo tan querido. Pero tú eres la persona de más prestigio artístico, de la provincia de Cienfuegos. ¿Y cómo fue entonces que terminaste dirigiendo,  hasta el otro día, estos estudios, los Estudios Abdala y no ahora, que son solamente estudios, sino en la época en que también era un sello discográfico, el Sello Unicornio?

Lázaro. Es terrible, o sea, yo vocación de funcionario no tengo. Debo tener una vocación del quedar bien, del buen quedar, ¿no?, pero por un principio elemental de agradecimiento que me lo pide Silvio, de venir a dirigir estos estudios.

Amaury. Y viviendo en Cienfuegos.

Lázaro. Viviendo en Cienfuegos. No, no, yo nunca quise…

Amaury. Tampoco es que dijeron: ven para La Habana a dirigir los estudios, te vamos a dar una casa.

Lázaro. Sí, me ofrecieron, pero no quise.

Amaury. ¿Te ofrecieron la posibilidad de salir para acá?.

Lázaro. Sí, pero, no, porque me parecía que era un elemento de comprometimiento si yo aceptaba una casa.

Amaury. Lázaro, se te va a dar el Premio del Provinciano Heroico o una cosa así, porque la gente, vaya, a cualquier persona por ahí, de provincia, tú le dices, a todo el mundo, no, ¡por favor!.

Lázaro. No, claro, claro.

Amaury. Yo no generalizo nunca, pero ven para acá, dirige un lugar como este, un estudio tan equipado, del primer mundo, porque este es un estudio espectacular

Lázaro. Sí, sí. Yo decía el Estudio Eusebio Delfín, al lado de esto es una guarapera.

Amaury. Este estudio número uno, donde estamos nosotros, que tú conoces bien, lo que los televidentes están mirando. Este es un estudio inmenso, lo que hay detrás, detrás de esa mesa, detrás de eso que tenemos ahí atrás, lo que hay por ahí para atrás es un mundo para grabar.

Lázaro. Aquí pueden grabar la Sinfónica y el Ballet de Alicia Alonso.

Amaury. Exactamente, juntos, a la misma vez. Es un estudio inmenso y tenemos todavía dos más. Y, ¿cuántas incomprensiones entre tus compañeros de profesión, te puede haber causado el hecho  de ser un artista, tú eres un artista a tiempo completo, tienes que serlo…

Lázaro. Demasiadas incomprensiones, porque es muy difícil juzgar desde distintos ámbitos.

Amaury. De los dos lados.

Lázaro. Desde la posición de artista y la posición de funcionario. Y entonces a uno lo traen en el supuesto de que esto anda mal, y sobre todo económicamente no da la cuenta. Y entonces tienes que empezar a tomar algunas medidas, las cuales de alguna manera lesionan…

Amaury. Y las cuentas tienen que dar, económicamente también.

Lázaro.  Claro, y entonces eso fue terrible, porque me ponía en crisis ante afectos muy queridos y compañeros…

Amaury. Claro, claro, porque tú dices, a lo mejor tú dices: siento la obligación emotiva de grabarle un disco a fulano o a fulana.

Lázaro. Sí.

Amaury. Pero después, cuando ese disco hay que venderlo, ese disco, de repente, no se vende. Y entonces ¿qué ocurre?, porque estás en el medio.

Lázaro. Sí, y no se puede cuestionar la producción de Unicornio, que es valiosísima.

Amaury. Lo que se graba aquí es talento puro.

Lázaro. Exactamente, lo que pasa es que corren otros tiempos. Empezaba a aparecer la piratería, un país que no tiene mercado nacional de discos.

Amaury. Claro.

Lázaro. Las transnacionales de la distribución que no te dejan entrar en sus carriles para distribuir las producciones cubanas a nivel mundial. Entonces, los costos de los discos, son caros, es un tema.

Amaury. Sí, porque la gente dice que no, que el bloqueo no toca a la gente de la cultura, y sí, ahí también, porque tú llegas con un catálogo extraordinario -me imagino que tú lo sabes mejor que yo, por supuesto- con un catálogo tremendo a cualquiera de las grandes compañías y no…

Lázaro. …No, no entras….

Amaury. No te dan entrada.

Lázaro. No entras, tienes que darle alguna vuelta, o a través de licencias, que aparezca otra productora.

Amaury. O haciendo concesiones.

Lázaro. O haciendo lo que nunca se debió hacer, como vender las matrices, por ejemplo.

Amaury. Claro, ¡Vender matrices!

Lázaro. Que se hizo por desconocimiento, más bien.

Amaury. Peor, si fue por desconocimiento, vender matrices es…

Lázaro. …Vender el patrimonio.

Amaury. Ya, por suerte, no lo hacemos.

Guajiro, tú sabes que allá en Cienfuegos, aparte de que yo te voy a ver a ti, cuando voy, y voy a cantar por ti, voy para tu casa y todo eso, pero yo voy también porque tengo una amiga muy querida allí, que da la la casualidad que es tu esposa, pero ella es mi amiga Teresita. Y además, tan simpática, tan extrovertida, tan equilibrada, tan inteligente. Háblame de ella, háblame de tus hijos y háblame de tus nietos.

Lázaro. Bueno, imagínate…, además, Teresita nació un día antes que tú. (risas)

Amaury. Un día después.

Lázaro. Un día después, del mismo año.

Amaury. Del mismo año.

Lázaro. Mi compañera.

Amaury. Yo soy más viejo que ella, un día. (risas)

Lázaro. Unas horas.

Amaury. Unas horas…

Lázaro. Bueno, Tere, ya llevamos en esta carrera más de 30 años, treinta y tantos. Y es un ser que está muy asociado a todos mis anhelos. Yo no podría dar un paso de mi vida sin tenerla en cuenta en todo. Creo que se ha hecho importante por todas esas virtudes que tú has mencionado, me es indispensable para todo.

Amaury. Es alegre, es rigurosa, es optimista.

Lázaro. Inteligente, entiende, tiene la capacidad de juzgar todo en la justa medida en que se deben juzgar las cosas, para ella, que no es que le da, como uno dice le da la vida, no, no, hemos compartido la vida.

Amaury. Han compartido la vida.

Lázaro.  Y creo que soy deudor de ella, tengo que compensarla aún más, porque creo que ella ha dado más de ella que yo. Porque uno como quiera que sea se debe un poco a los demás.

Amaury. También, claro, al público y todo eso, claro.

Esa retaguardia, esa retaguardia vale…

Lázaro. Cómo no.

Amaury. Esa retaguardia vale un millón de pesos.

Lázaro. Y mi familia. Bueno, mi hija Maureen García, hija de Maureen.

Amaury. Maureen Iznaga.

Lázaro.Que me ha dado dos nietos, una nietecita que está bárbara con el violín. Brenda.

Amaury. ¡Qué cosa linda! Cada vez que ustedes llegan y empiezan a hablar de nietos  y mis hijos no quieren tener hijos y yo desesperado por ser abuelo y ponerme bien chocho y andar por ahí.

Lázaro.¿No quieren parir? Ya yo voy por tres ya.

Amaury. ¿Ya vas por tres?, ¡Qué bárbaro!

Lázaro. Hay uno, el más chiquito, nació el mismo día 31 de diciembre, el mismo día de mi cumpleaños y le pusieron Lazarito.

Amaury. Bueno, claro. Cántame una canción de las que le has hecho a Teresita. Un pedacito.

Lázaro. Bueno, la más reciente.

Amaury. La más reciente, la más reciente.

Lázaro. Fue la canción que hice al volver a Cienfuegos.

Amaury. Después que terminaste tu trabajo aquí en la Habana, fueron cinco años, ¿no?

Lázaro. Cinco años.

Amaury. Cinco años, volviste otra vez para allá, para no estar viniendo todos los fines de semana.

Como si fuese ayer

Vuelvo a este olor a mar

Al hombro aquella red

Rota de soledad

El tiempo que perdí

En savia lo gané

Para volver a ti

Como si fuese ayer.

Sucede que la flor

Doblada de crecer

Remeda a un corazón

Que muere de saber

Por eso es que volví

Como si fuese ayer

Tratando de olvidar

No sé si pueda ser

-para recomenzar

hay que desaprender-

Amaury. ¡Guao, guao! Se va a notar demasiado que soy fan. Deja la guitarra ahí. No, no, quédate con la guitarra, espérate, vamos a hablar de tu nieto, la canción del nieto.

El otro día cuando fuiste a la casa la última vez, y me cantaste una canción a tu nieto, al último y después lo conocí allá en Cienfuegos, es una cosa que no se puede creer.

Lázaro. Sí.

Amaury. Es como una bola, es una bola de candela.

Lázaro. Terrible, terrible.

Amaury. Llegó y dio vueltas,de repente me tiró una pelota, vaya, así, rápido en dos minutos.

Y era una canción muy corta y Peti, mi esposa, quedó encantada con el nieto y la canción.

Lázaro. Sí, era La nana de la abuelez, a ver.

Amaury. Es muy cortica y muy bonita.

Ay, abuelito, doble papá

Doble amor, pero es doble la edad

No aguanto el paso tras el balón

Si anda como un ciclón.

Me hace correr bajo este sol

Sudo como un boxeador.

Pero feliz de ver

Que a lomos de mi ayer

Ríe un chicuelo, tras un abuelo

Que vuelve a la niñez.

Alza tu espada, tráeme tu sol

Príncipe del amor

Me abrazo a él, meso el sillón

Y el que se duerme soy yo.

Amaury. ¡Qué bonito!

Lázaro. Me cansa mucho jugar con el nieto.

Amaury. Bueno, guajiro, estoy muy contento con que hayas venido. Me queda una pregunta, deja la guitarra ahí.

Lázaro. Sí.

Amaury. Terminemos la entrevista como es este programa, porque esto pasó en este programa y no va a pasar en más ningún otro.

¿Tú has tenido que pagar un precio por vivir en provincia, un precio importante en tu vida?

Lázaro. No sé si es muy importante, pero siempre hay que pagar un precio, porque nos acostumbramos a no estimar en la medida que se merecen a los artistas que tenemos.

Amaury. ¿En provincias?

Lázaro. Sí, y no se debe a que sean más ni menos, sino sencillamente las personas que confunden la Capital como la universidad, como si no estás en la Capital no eres bueno, y yo siempre he luchado contra eso y he tratado de demostrar que en la provincia hay talentos tan grandes como en la Capital. Pero, sí el precio en carne propia lo he sentido.

Amaury. ¿Y cuál ha sido el precio que has tenido que pagar por vivir en Cuba?

Lázaro. ¿De vivir en Cuba?, no, por vivir en Cuba, eso, eso es otra cosa. Vivir en Cuba para mí es un privilegio. Ser cubano es lo que me permite a mí soportar, digamos, la subestimación de un provinciano. Porque más que cienfueguero me siento cubano, y ese ha sido el orgullo mío. Y que el concepto de Patria, de cubano, no se puede, digamos, agarrar por la mano, no es algo concreto, pero está en la familia, está en los amigos, está en la calle, está en el barrio, está en la forma de apreciar los peligros, del sentido del humor y nosotros tenemos una historia también tan linda. Sé que todo país tiene su historia y cosas de valores.

Amaury. Claro.

Lázaro. Pero creo que Cuba tiene, a mi juicio, cosas que hay que retribuirle en alguna medida y una de las formas en que uno le retribuye es sintiéndose orgulloso de haber nacido aquí. Es indudable que este país se ama porque tiene cosas muy amables.

Amaury. Claro, bueno Lázaro, mi hermano querido. Ya tú sabes  cuánto te quiero. Muchas gracias, muchas gracias por haber venido desde Cienfuegos, porque la gente no viene de Cienfuegos muy fácil.

Lázaro. Mira, uno de los problemas es que conseguir la gasolina es difícil (risas)…

 

Vea el capítulo “Ciberguerra”, de la serie Las Razones de Cuba

Vea el capítulo “Ciberguerra”, de la serie Las Razones de Cuba

Cuba denuncia la estrategia de Estados Unidos de crear ciberdisidentes con fines subversivos y al amparo de los financiamientos y la tutoría norteamericana.

En la serie “Las Razones de Cuba”, el capítulo Ciberguerra entrevista a especialistas sobre el tema y muestra fotografías de figuras construidas mediáticamente que son “atentidos” por la Oficina de Intereses de Washington en La Habana.

“La Ciberguerra es una guerra que no es de bombas ni balas, sino de comunicaciones, algoritmos y bytes En  año 2009 fue oficializada la doctrina de guerra irregular como se le llama oficialmente en el Pentágono desde el 2003″, afirma el documental transmitido este lunes en la Televisión Cubana.

Asegura que existe en la isla una contrarrevolución de nuevo tipo compuesta por blogueros, que inicialmente estaban aislados y hoy se mezclan con la contrarrevolución tradicional.

“Los ciberproyectos de cibermercenarios cubanos constituyen instrumentos fabricados para generar focos de conflictos internos mediante el uso de las nuevas tecnologías”, añade

Los llamados ciberdisidentes en Cuba reciben un pago blanqueado. “No hay que ir al banco, ni a la SINA, ni lo mandan a través de la Fundación Cubano Americana”, afirma el material que tiene una duración de 28 minutos.

 El personaje más visible de estos “ciberdisidentes”, con medio millón de dólares por conceptos de premios manipulados es Yoani Sánchez. Esta vedette política recibió el entusiasta homenaje, el pasado 10 de marzo, del gobierno norteamericano, organizado especialmente por el Jefe de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en Cuba Jonathan Farrar.

No solo la SINA y la Secretaria de Estado Hillary Clinton muestran su respaldo a Yoani Sánchez; el propio presidente Obama le respondió una entrevista a esta bloguera.

Por otra parte, el documental resalta el creciente número de blogueros que defiende la Revolución y no reciben órdenes o dinero para recrear la verdadera realidad de un país asediado durante más de medio siglo.

Tenemos una Cuba muy plural para mostrar y una gran diversidad de criterios, y no siempre los lectores deben de estar de acuerdo con quienes escriben, destacó la joven profesora de la Facultad de Comunicación Elaine Díaz.

Cuba no renunciará jamás al uso de las nuevas tecnologías, concluye el audiovisual de casi media hora de duración y el cuarto de la referida serie.

Tomado de http://www.cubadebate.cu/

 

¿Agentes para el cambio? (+Videos)

¿Agentes para el cambio? (+Videos)

Alta prioridad conceden los servicios de inteligencia de EE.UU. a la fabricación de «líderes sociales». Buscan en grupos de interés como jóvenes, artistas e intelectuales, individuos «capaces» para esa «transición» que anhelan en Cuba. En esa labor, alejada del trabajo diplomático, sobresale la SINA, según lo confirma Frank Carlos Vázquez, quien para ellos mordió el anzuelo pero, en realidad, como se hace público hoy, se toparon con Robin, agente de la Seguridad cubana

 

Frank Carlos Vázquez Díaz descollaba por su facilidad en materia de relaciones públicas. Tenía «chispa» para el contacto con los otros y su habilidad lo llevaba además a estar «en la última» en todo, así que en 1998, en medio del período especial, propone a un grupo de jóvenes artistas crear un proyecto cultural alternativo que diera a conocer sus obras y atrajera la atención, en particular, de los circuitos internacionales. La aceptación fue tan inmediata como entusiasta.

 

Arte Cubano, como nombraron la página web que entonces vio la luz, se convirtió en «uno de los primeros sitios de su tipo que existían en el país» y constituyó el sustento promocional de lo que comenzaba a gestarse en aquel «pequeño local en La Habana Vieja ubicado en la calle Obispo», recuerda Frank Carlos.

 

Por eso no demoró mucho para que los contactaran instituciones culturales de diferentes naciones. «Establecimos correspondencia y relaciones de trabajo con varias galerías importantes en Estados Unidos, Canadá y Europa».

 

Tan atractivo se presentó el proyecto que pronto aparecieron en escena aquellos personajes cuyo único «arte» es el de monitorear e identificar a quienes se puede usar dentro y fuera de Cuba para cumplir las directrices del Gobierno estadounidense. Desde la Sección de Intereses de Washington en La Habana, esos especialistas  ubicaban los sitios web independientes con el supuesto perfil apropiado para sus planes de subversión.

 

De modo que —con el aparente candor de quien solo quiere «ayudar»— diplomáticos de la SINA se asomaron enseguida en el local de Frank Carlos y sus amigos, quienes les explicaron que se trataba de «un proyecto que no estaba bajo la dirección de las instituciones culturales».

 

Por eso, «a partir de ahí comenzó un proceso de encuentros y contactos, prácticamente diarios, que fueron incrementándose en la medida que se desarrollaban las diferentes actividades que realizábamos», cuenta Frank Carlos Vázquez, un licenciado en lengua Inglesa que enseguida fue considerado como un interlocutor valioso.

 

Al mismo tiempo, desde la SINA, comenzaron a enviarles «decenas de cajas de libros, revistas y publicaciones», recuerda Frank Carlos. Además, el ex funcionario de la oficina Douglas Barnes manifestó el deseo de «convertir nuestro centro en un lugar de acceso a Internet, lo que era muy importante en su momento», porque el ciberespacio apenas se conocía entre los artistas cubanos.

 

Este Barnes ya había expresado que su tarea principal era tratar de  instrumentar en Cuba el llamado Carril II de la Ley Torricelli, para lo cual traía la experiencia de haber trabajado en países del antiguo campo socialista, y durante su estancia aquí, establecer relaciones con nacionales del sector cultural, la intelectualidad y cabecillas contrarrevolucionarios.

 

Por eso para los diplomáticos de la SINA (¿o de la CIA?), todo lo que pudieron observar en Frank Carlos parecía hecho a la medida de sus expectativas.

 

 

 

Pretendían tumbar el «muro» de Berlín en Cuba

 

Durante la administración de William Clinton (1993-2001), Richard Nuccio, su asesor para los asuntos cubanos, predicó la llamada teoría «de pueblo a pueblo», que en verdad significaba algo así como «ahogar con un abrazo», método que ya habían aplicado contra Polonia.

 

Bajo esos postulados, en el segundo mandato de Clinton, la SINA abrió como nunca la entrega de visas para «facilitar el intercambio cultural», mientras sus especialistas valoraban qué sectores de la intelectualidad pudiesen propiciar la aparición de movimientos artísticos «paralelos»; en esencia, que fueran contestatarias e «independientes del Estado».

 

Creían que con ello desaparecería el sentido revolucionario en el movimiento cultural cubano, algo que se había experimentado en la otrora Checoslovaquia.

 

Fue el filón que vio Larry Corwin, un especialista de arte, entonces secretario de Prensa y Cultura de la SINA, quien desde su llegada al país desarrolló una intensa influencia en el medio cultural de la Isla y de la llamada prensa independiente.

 

Precisamente, ese diplomático se quitó la máscara poco después de concluir su estancia en la Isla al reaparecer en Kosovo, en el 2004, como oficial de Asuntos Públicos de la oficina del Departamento de Estado en el territorio balcánico ocupado por las fuerzas de la OTAN.

 

La práctica de Corwin no es nueva. Desde la Segunda Guerra Mundial, y el posterior inicio de la Guerra Fría, los servicios especiales pusieron a punto un aparato de subversión dirigido hacia un público intelectual, a partir de cadenas de instituciones- fachada con presuntas finalidades de muy diversa índole. Los fundadores de esa maquinaria de subversión fueron académicos y especialistas en guerra psicológica, cuya actividad en ese campo tiene numerosas experiencias a lo largo de la historia.

 

Esas instituciones —entre las que vale mencionar al casi centenario Brooklyn Institution, a la Rand Corporation y la Heritage Foundation— trabajan hoy con métodos de influencia afinados durante décadas, mediante los cuales se acercan a las personas «seleccionadas» a partir de estudios de su personalidad y el rol que podrían desempeñar  en la sociedad.

 

Acá en La Habana el «especialista» Corwin trabajó de conjunto con el segundo jefe de la estación local de la CIA, James Patrick Doran, camuflado en el cargo de vicecónsul. Para ellos, poner a Frank Carlos bajo el círculo de su influencia, era controlar al grupo de jóvenes en su conjunto.

 

Según la apreciación de la CIA y de la SINA, al alcanzarse ese objetivo, llegarían a crear futuros destructores del socialismo, auténticos conspiradores, de los que iban a «tumbar el muro de Berlín en Cuba».

 

Por eso Corwin atendió con diligencia a Frank Carlos. Le facilitó todo lo que necesitaba, siempre atento a sus deseos, a nombre de la «amistad». Le propuso proyectos, contactos, insistiendo en la seductora idea de la comercialización de las obras que este  promovía.

 

Pero otra vez, el enemigo se había equivocado. Como joven cubano que creció con la Revolución, lejos estaban de imaginar quienes lo «visualizaron» que él se mantendría fiel a su país. Más de diez años han transcurrido, y hasta ahora que se hace pública su identidad, Frank Carlos Vázquez ha cumplido misiones como el agente Robin de los Órganos de la Seguridad del Estado, cuya mayor riqueza consiste, precisamente, en esa fusión de los hombres y mujeres que la integran con el pueblo, en defensa de la Patria.

 

 

 

Una experiencia americana

 

Con un presupuesto que parecía sin límites, y un acceso privilegiado a distintas esferas del mundo cultural norteamericano, Larry Corwin le anuncia a Frank Carlos que le iba a conseguir invitaciones de prestigiosas instituciones, para que pudiese viajar a EE.UU.

 

«En el año 1998, se me acercan y me entregan una invitación realizada por el Chicago Cultural Center», considerado como uno de los más relevantes de su tipo en suelo estadounidense.

 

Frank Carlos y su grupo habían sido seleccionados «para establecer un proyecto de intercambio» que los alió a ese centro en una amplia colaboración mediante la cual fue dos veces al norteño país con todos los gastos pagados, como «cortesía» de las agencias federales e instituciones gubernamentales en Washington.

 

Más que nunca, el buen conocimiento del inglés, fue la llave: «Prácticamente me abrió todas las puertas. Estando allí pude tener acceso a muchísimas personalidades con las que, por mi conocimiento de su idioma, pude establecer un diálogo y un contacto muy profundo», recuerda.

 

«Conocí desde el alcalde de Chicago hasta los directivos de las instituciones culturales más importantes, pasando por galeristas renombrados dentro del mundo del arte. Nos entrevistamos con diferentes congresistas, políticos…»

 

A estos encuentros se sumaron otros con agendas políticas muy definidas, que rebasaban la divulgación y la promoción de la cultura. Es así como dirigen a Frank Carlos hacia «lo que ellos estaban interesados que yo conociera». Y en apariencia, el plan del «team» Corwin-Doran se concretaba poco a poco.

 

Los «diplomáticos» de la SINA sopesan la amplia experiencia adquirida por Frank Carlos, y comienzan a manifestarle otras «necesidades», específicamente que tratara de aglutinar a jóvenes. El objetivo de la operación emerge entonces con claridad: inculcarles «los intereses que las instituciones culturales de EE.UU. perseguían», dice.

 

A esas alturas se había establecido una especie de regla: esperando que ocurriera aquí lo mismo que en Europa del Este, el mercado occidental y particularmente el estadounidense estaba ávido de un arte cubano contestatario e hipercrítico.

 

Su experiencia «americana» dejó también otros recuerdos en la memoria de Frank Carlos Vázquez Díaz. De Chicago, donde lo ubicó la inteligencia norteamericana en su plan de influencia, no olvida la visita que hizo a barrios marginales, «donde los ciudadanos afronorteamericanos son totalmente segregados».

 

También le chocó «la violencia en las calles y el tráfico incesante de drogas que existe en muchos lugares», así como vivir «la realidad de un país que está diseñado para ganar dinero», y si las personas no son capaces de obtenerlo «se les considera de segunda clase».

 

 

Necesaria recapitulación

 

La invitación que recibió Frank Carlos Vázquez se inscribe en el programa Cuba de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID, por sus siglas en inglés), que, financiado con millonarios fondos federales, sirve de cobertura a la actividad de la CIA contra la Isla. Uno de los métodos empleados es la fabricación de líderes sociales, supuestamente capacitados como «agentes para el cambio» político y que tratan de captar en el universo juvenil, los artistas, universitarios, la intelectualidad… utilizando como señuelo el otorgamiento de becas y viajes.

 

La USAID, según explica la capitana Mariana, analista de la Seguridad del Estado, se vale además en su accionar de diversos mecanismos, «uno de ellos es el empleo de organizaciones, como es el caso del Instituto Republicano Internacional (IRI)», surgido en 1983 bajo la administración de Ronald Reagan, un arma de la derecha estadounidense para campañas de engaño y de manipulaciones. Su presidente es, ni más ni menos John McCain, un amigo de la mafia cubanoamericana de Miami.

 

El IRI desempeña un activo papel en el programa Cuba de la USAID y para ello ha establecido dos objetivos prioritarios, que son incrementar el libre flujo de información desde y hacia la Isla, y en segundo lugar la conformación de organizaciones no gubernamentales que faciliten sus fines. El IRI no actúa directamente en territorio nacional sino a través de organizaciones como Solidaridad Española con Cuba y la Fundación Eslovaca Pontis.

 

Para el IRI es de suma importancia lograr instalar en el país redes de comunicación inalámbrica con posibilidades de transmisión vía satelital con la utilización de medios de tecnología avanzada como el Bgan.

 

Por otra parte, la USAID también «puede utilizar mecanismos más directos, como sucedió en el caso de Frank Carlos, quien fue contactado de manera personal por un funcionario de la SINA».

 

Argumenta la analista de la Seguridad del Estado que la beca concedida a Frank Carlos fue, justamente, «parte de su preparación» y una forma de «trabajar sus cualidades de liderazgo, sus potencialidades.

 

«En definitiva, este programa lo que busca es darle una orientación contrarrevolucionaria a los fenómenos propios de nuestra sociedad, o construir hechos, o líderes que permitan canalizar los intereses del gobierno de Estados Unidos en relación con Cuba», puntualiza.

 

No hay que llamarse a engaño. La USAID respecto a nuestro país apoya un accionar que bajo distintos escenarios persigue crear las condiciones del «cambio», antes, durante e inmediatamente después de la «transición».

 

A partir de 1995, luego de la implementación de la Ley Torricelli durante el gobierno de William Clinton, se hizo más evidente la actividad subversiva de esta agencia federal contra nuestro país. Por ejemplo, han entrado por diferentes vías más de 10 000 radios de onda corta, y casi dos millones de libros, y productos multimedia con propaganda que alienta el «cambio».

 

Pero para nadie es secreto el extenso aval de la USAID en temas de injerencia y desestabilización desde que fue fundada en 1961 durante la administración del presidente John F. Kennedy.

 

En América Latina, está asociada a muchas de las intervenciones yanquis en la región. Mención especial merece la participación de la agencia en la década del 70 en la aplicación del Plan Cóndor, una transnacional secreta de muerte contra la izquierda en el Cono Sur del continente.

 

Más recientemente, en el 2002, la Agencia del Desarrollo Internacional estuvo muy vinculada al golpe contra el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Desde entonces, ha aumentado de manera continua la intensidad de sus operaciones de apoyo a la oposición, a través de una serie de «programas» que subsidia a golpe de millones.

 

En Bolivia y la Honduras de José M. Zelaya ha sido otro tanto, aunque siempre han tratado de edulcorar los capítulos más repugnantes de su historia.

 

 

Operación vitral

 

Dentro de las tareas que iban dándole a Frank Carlos hay una que rememora, en este recuento de más de diez años como el agente Robin. Fue en el 2000, cuando los estadounidenses James Patrick Doran y Larry Corwin le solicitan con insistencia que se acercara al contrarrevolucionario Dagoberto Valdés, quien dirigía la revista Vitral y el denominado Centro Cívico Religioso de Pinar del Río.

 

«Ese proyecto era de mucho interés para los norteamericanos. Me pidieron que organizara un encuentro entre los funcionarios de la Sección de Intereses y Dagoberto, que se preparó en un lugar discreto de la ciudad».

 

En esta visita con toque de clandestinidad, los visitantes hablaron con el susodicho acerca del potencial de su —hoy desaparecida— publicación para expresar ideas contrarrevolucionarias, y como medio para ser utilizado contra el Gobierno y la Revolución Cubana.

 

Hecho significativo: Valdés planteó entonces su «gran preocupación pues estaba siendo contactado directamente por los “diplomáticos” norteamericanos, porque, según él, eso lo ponía demasiado en evidencia». Así que se pronunció por «trabajar a través de los diplomáticos de las embajadas checa y polaca, que estaban un poco más afuera de la palestra pública», lo que le permitiría actuar «con mucha más rapidez y tranquilidad». Pronto, el encuentro «discreto» de Pinar se acompañó de una exposición de carteles organizada, «casualmente», con la colaboración de diplomáticos polacos y checos.

 

«Ahí se plasmaban algunas ideas que venían de Polonia… y que fueron entonces propaladas dentro de la intelectualidad pinareña…»

 

Dagoberto pretendía «convertirse en el  paladín de la libertad, en el portavoz de los intelectuales y convertir esa revista en un vehículo contrarrevolucionario para destruir nuestra Revolución», asegura Frank Carlos.

 

 

La bienal de Vicky Huddleston

 

En el propio año 2000, la SINA pretendió manipular un evento de tanta trascendencia y prestigio internacional como la Bienal de La Habana, en este caso durante su VII edición.

 

No por gusto intentaron hacer el trabajo de subversión. La Bienal ya se había ganado un merecido espacio donde se divulgaba un arte experimental de alta calidad que era apreciado por grandes sectores de la población cubana.

 

«Un día se me aparece Larry Corwin en la casa con una gorra de pelotero, una camiseta y un short de playa.  Venía en una bicicleta», rememora Frank Carlos, quien en ese momento se extrañó de la imagen del diplomático. Con el disfraz,  Corwin intentaba encubrir su accionar ilegal.

 

Esa «sorpresiva aparición» era para pedirle que Frank Carlos lo apoyara «en una misión muy importante» que consistiría en «servir de enlace entre los directivos de la bienal y yo para poder obtener información que ellos necesitaban, pues ellos no tenían otra manera de acceso».

 

Lo cierto es que para esa VII Bienal aflora ahí una numerosísima delegación norteamericana con muy pocos artistas y, sin embargo, llegó una legión de abogados, coleccionistas, empresarios, funcionarios de instituciones culturales estadounidenses, y «especialistas» del arte vinculados al Departamento de Estado.

 

La SINA dirigió las actividades de la comitiva que fue recibida (y aleccionada) por su jefa, Vicky Huddleston, quien ofreció entonces la recepción más grande que hubo en la historia de esa representación diplomática.

 

Fue una Bienal donde, paralelamente a las actividades del evento, los funcionarios de la Sección de Intereses desarrollaron su propio plan: una operación agresiva de influencia y captación.

 

«Prácticamente fue una acción puerta a puerta, tocaron a las puertas de los artistas, a las de los promotores culturales, a las de los galeristas…»

 

A juicio de Frank Carlos «la labor de la SINA en Cuba en esa época se puede considerar una de las más activas. Ellos trataron de penetrar el mundo cultural nuestro y establecer vínculos que iban mucho más allá de la labor diplomática.

 

«Pretendían comprar los favores de nuestros artistas e intelectuales, ofreciéndoles exposiciones y promociones en diferentes galerías norteamericanas, a cambio de que reflejaran una realidad discordante o distorsionada… La finalidad era crear un estado de opinión, un fenómeno cultural ficticio, fabricado, con el cual se intentaba expresar al mundo que los intelectuales cubanos estaban en contra de la Revolución».

 

 

Hipocresía imperial

 

La historia de Frank Carlos Vázquez no pertenece al pasado. La captación y manipulación de exponentes del ámbito cultural para que «pinten» una Isla distorsionada, acorde con la imagen que de ella quieren propalar, es una práctica que se mantiene.

 

En la actualidad, concursos promovidos desde la Oficina de Intereses también buscan acercarlos e imponer en su obra la agenda con que Estados Unidos pretende dividir a la sociedad cubana, trasladando a ella —o magnificando— conflictos inexistentes aquí  como lo relacionado con el tema racial.

 

Además, han puesto a funcionar tres centros de acceso a Internet dentro de sus predios para la preparación de la contrarrevolución.

 

Tales ilegalidades se ejecutan bajo la cobija de lo que un documento de la SINA describe como «constituir un espacio público con fines educacionales e investigativos, así como facilitar la comunicación y la publicación de materiales en Internet, con fines profesionales y/o de trabajo».

 

«Acercamientos» de este corte retoman una práctica plasmada en la denominada Ley para la Democracia en Cuba, conocida como Ley Torricelli, emitida en 1992, cuando estipula el contacto «pueblo a pueblo» como una manera de minar a la Revolución desde adentro (el llamado Carril II).

 

Se trata de una política hipócrita seguida a pie juntillas por la administración de William Clinton y que George W. Bush desdeñó por un quehacer que elevó a su máxima expresión la agresividad y el hostigamiento al pueblo cubano.

 

Ahora Barack Obama retoma la política de la zanahoria, como lo ha demostrado con el restablecimiento, en enero pasado, de las medidas emitidas por Clinton al calor de la Torricelli y derogadas por su sucesor republicano en 2001 y que, entre otras decisiones, proclama la posibilidad de que estadounidenses viajen a nuestro país con objetivos académicos, educacionales, culturales y religiosos…

 

Luego de la experiencia que la labor como el Robin de la Seguridad del Estado le ha dejado a lo largo de más de una década, Frank Carlos Vázquez siente reforzado el compromiso con su tierra y ama aún más a su natal Pinar del Río.

 

Y a los jóvenes les alerta que no se dejen engañar por falsas promesas. El ser humano es lo más importante y la construcción de la dignidad, del bienestar humano, de un sistema equitativo, justo, como el que construimos aquí, es lo más sagrado que puede tener una persona en su vida.

 

FUENTE:  JEAN-GUY ALLARD, MARINA MENÉNDEZ y DEISY FRANCIS MEXIDOR