Oda al patriarca del Mejunje

Cuando hace casi tres décadas, nuestro querido Ramón Silverio comenzó a andar con su Mejunje acuestas por diferentes instituciones de Santa Clara, lo hizo contra viento y marea, con unos pocos seguidores que entonces eran jóvenes poetas, trovadores, escritores, amigos dispuestos a soñar, amén de los detractores que muchas veces desde una mentalidad pacata y provinciana arremetían contra el incipiente proyecto.

Recuerdo ahora por cuantos sitios de la ciudad deambuló Silverio, con la gente que quería correr junto a él, la misma suerte. Hasta que un día le entregaron las ruinas de la calle Marta Abreu, allí donde los frondosos flamboyanes que hoy lo pueblan, apenas se veían entre los escombros.

Entonces comenzó a hacerse el milagro que constituye hoy el Mejunje, sobre todo para aquellos forasteros que lleguen a Santa Clara. Silverio con su mirada siempre puesta en el horizonte, convirtió este sitio en un lugar de confluencias, de diversidad, de libertad; un sitio que no excluye a nadie, pero que es de todos a la vez de los jóvenes, de los niños, de los abuelos; de los travestis, gays, rockeros, universitarios; un sitio donde prima el respeto al otro, donde la gente que decide traspasar su umbral lo hace despojado de todo prejuicio; un lugar en ruinas pero desde donde siempre se avizora el futuro.

Por eso la alegría ahora es compartida entre mucha, mucha gente cuando conocimos la noticia de que Ramón Silverio, ese líder natural, el artista incansable, el promotor que ha desandado cientos de veces las lomas del Escambray, el que convivió con la gente de los cerros caraqueños, en fin el Monarca del Mejunje será próximamente reconocido con la Distinción Maestro de Juventudes que otorga la Asociación Nacional Hermanos Saíz, como parte de los homenajes que se realizarán durante la Jornada por la Cultura Cubana.